miércoles, 19 de septiembre de 2012

Adolescencia y familia


La problemática del adolescente sólo puede estudiarse en su interrelación con el medio familiar y social. En los últimos años, los jóvenes han impuesto a la conciencia del adulto la necesidad de comprenderlos, abandonando el viejo concepto de “edad difícil”.
Hasta la década de los años 60, la literatura específica sobre el tema fue muy pobre, sobre todo si se la compara con la profusión de trabajos sobre infancia y adultez. Hoy, desde todos los campos de estudio del Hombre se intentan comprender las modificaciones que ha sufrido el mundo y su influencia sobre la relación de los jóvenes con la sociedad adulta.
La adolescencia es una instancia crucial en la vida de las personas. Este momento clave en la vida cotidiana de los jóvenes coincide con la aparición de la genitalidad, siguiendo las pautas de la primera organización genital que aparece en el niño a partir del instante en que se desprende del pecho materno.
Es precisamente en la adolescencia cuando el desarrollo genital estimula al individuo a relacionarse con el otro sexo y, al mismo tiempo, se empieza a definir el rol procreador, mientras el adolescente inicia la búsqueda de objetos de amor en el mundo externo, lo que se concretará en el hallazgo de la pareja si se logra el desprendimiento interno de los padres.
Sólo la madurez la permitirá más tarde al adolescente aceptarse independientemente pero dentro de un marco de necesaria dependencia, ya en el ámbito del macroclima y en el circuito de las relaciones interpersonales adultas.
Pero, al comienzo de la adolescencia, el joven se moverá entre el impulso al desprendimiento de su pasado infantil y la defensa que le impone el temor a la pérdida de lo ya conocido.
Es, obviamente, un período de contradicciones, confuso, ambivalente y doloroso, caracterizado por fricciones con el medio familiar y el ambiente circundante.
Este cuadro o situación psíquica, de características normales, es frecuentemente confundido por los mayores con crisis y estados patológicos, lo que en ocasiones alarma al adulto y suele llevarlo a buscar soluciones equivocadas.
Ocurre que también los padres viven las situaciones de los hijos, pero desde otra perspectiva regida por las diferencias generacionales. Vemos entonces que el problema tiene una doble vertiente que puede resolverse en una fusión de necesidades y soluciones, porque también los padres tienen que desprenderse del hijo niño y evolucionar hacia una relación con el hijo adulto, lo que impone muchas renuncias de su parte.
Al perder para siempre el cuerpo de su hijo niño, los padres se enfrentan por primera vez con la aceptación del devenir histórico de su persona, que no es otra cosa que su propio envejecimiento.

El padre y la madre deben abandonar la imagen de sí mismos que el niño creó, porque el adolescente la cambia cuando no la destruye. Ya el padre deja de funcionar como líder o ídolo de su hijo y debe en cambio aceptar una nueva relación y debe en cambio aceptar una nueva relación, a veces llena de críticas.

En ocasiones, la capacidad y los triunfos crecientes de los hijos obligan a los padres a enfrentarse con sus propias capacidades (o incapacidades) y evaluar sus logros y sus fracasos.
Hasta no hace mucho tiempo, el estudio de la adolescencia se centró solamente sobre “el adolescente”. Este enfoque fue y será siempre incompleto si no se toma en cuenta la otra cara del problema, es decir la capacidad de los padres y de la sociedad para aceptar el proceso de crecimiento de los jóvenes.
En ese aspecto, la sociedad ofrece al joven, en esta etapa, una especie de “moratoria social”, cargada de restricciones e incertidumbres. Esta “moratoria social” es la que permite al adolescente abandonar su identidad infantil y tratar de adquirir una identidad adulta que, cuando se logra, se encarna en una ideología con la cual se enfrentará al mundo circundante.
Son dificultades de los adultos para aceptar la maduración intelectual y sexual de los niños las que llevaron alguna vez a calificar a la adolescencia como “edad difícil”, olvidando puntualizar que es un período difícil para ambos, es decir hijos y padres.
Es además llamativo cómo se señalan muchas veces los aspectos ingratos del crecimiento, dejándose a menudo de lado la felicidad y la creatividad que caracterizan también a la adolescencia.
El artista adolescente es una figura que la historia de la cultura ofrece repetidamente y, tanto en artistas como en hombres de ciencia, se hallan testimonios de que toda su obra de madurez no es sino la concreción de intuiciones y preocupaciones surgidas durante esa “edad difícil”.
La aparición de los caracteres sexuales secundarios son año a año más precoces, tanto en las niñas cuanto en los niños. Sin embargo, durante mucho tiempo nuestra cultura se empeñó en desexualizar a los jóvenes, mientras éstos, a su vez, trataban de defender su vida instintiva a través de la rebeldía.
En esta etapa de desarrollo biológico quiero destacar especialmente el papel de la masturbación, que no es un vicio ni tampoco un tema tabú, sino que es un hito que marca el establecimiento de una primacía genital, a través de la cual el adolescente redescubre sus órganos reproductivos que, por la actividad hormonal creciente, han adquirido a veces en muy poco tiempo nuevas características.
La masturbación cumple una doble función: por una parte ayuda a aceptar el propio sexo y, por otra, ayuda a luchar contra la tendencia inconsciente a consumar el incesto, lo que constituye el verdadero nudo del drama edípico.
Para el adolescente, la masturbación es una prueba, la primera, de su funcionamiento genital y un reconocimiento que lo capacitará para enfrentarse posteriormente con la relación sexual.
Cuando en el joven se producen inhibiciones o trastornos en el plano psíquico, se determinarán conflictos y deformaciones que pueden llevar al rechazo conciente de la procreación, a la esterilidad por impotencia funcional, o a serias dificultades en la asunción definitiva del rol masculino o femenino.
De ahí la importancia fundamental que tiene una resolución satisfactoria y en término de la problemática de la adolescencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario