miércoles, 19 de septiembre de 2012

Drogas y Alcohol:Bases programàticas para la prevenciòn


Si realmente se quiere implementar una política preventiva, en materia de alcoholismo y drogadicción, ello deberá hacerse desde una organización que podrá ir en niveles escalonados desde lo más simple hasta lo más complejo, de acuerdo a los recursos asignados y a las posibilidades reales y concretas de puesta en práctica. El presente trabajo tiene una aspiración muy simple y sencilla, cual es brindar a los interesados en hacer algo efectivo dentro de esta materia la posibilidad de disponer de un esquema que, respondiendo a pautas científicas, se pueda escenificar sin grandes gastos ni presupuestos inalcanzables.
 Este esquema puede ser aplicado por cualquier comuna que tenga deseos de prevenir estos flagelos sociales, o por alguna institución no gubernamental que persiga la misma idea o, más simplemente todavía, por agrupaciones de padres que deseen brindar un legado a sus hijos o a los jóvenes de su comunidad. Una metodología muy aplicable de grupo organizado indica que:  
1º) El programa o las acciones de prevención se llevarán a cabo a través de un equipo interdisciplinario formado tentativamente por los siguientes profesionales, un médico, si es posible con formación psiquiátrica o psicológica, un psicólogo si lo hubiera, un asistente social para trabajar en terreno y uno o dos auxiliares administrativos para ordenamiento y archivo de todo lo actuado. Sería muy importante contar con un abogado como asesor letrado, especialmente para aquellos casos que requieran actuación judicial.
2º) Dicho equipo debería tener un director general que imparta las directivas y coordine las tareas, siendo factible que los profesionales integrantes del equipo puedan rotar en la coordinación de acuerdo a períodos establecidos de antemano.
 3º) El equipo deberá establecer las pautas de sus acciones en base a un diagnóstico conocido, o un diagnóstico presuntivo, de la situación local, comprendiendo la magnitud del problema, los rasgos de la comunidad y las demandas de la población.
4º) A partir de esa base, se deberán formular los objetivos, que deberán ser divididos en: objetivos generales y objetivos específicos, pudiendo programarse a corto, mediano y largo plazo.
Objetivo general
Un programa preventivo del alcoholismo y la drogadicción, por simple y sencillo que se haga, deberá tener un propósito fijo e inmutable. En este caso, la prioridad debe estar puesta en el nivel primario de la prevención. Es decir, la concentración del esfuerzo preventivo deberá dirigirse a reducir al mínimo el número de consumidores de drogas y bebidas alcohólicas, en especial utilizando mecanismos de enseñanza y educación que lleven a una concientización temprana de los peligros reales que implican las drogas y el alcohol.
Objetivos específicos
 1º) A los efectos del cumplimiento del objetivo general, los integrantes del equipo interdisciplinario utilizarán la metodología de trabajar empleando como medio fundamental la información concientizadora, la cual se distribuirá y luego comentará entre padres de familia y jóvenes, buscando también la posibilidad de generar otros canales de apertura a través de instituciones oficiales o privadas, gubernamentales o no gubernamentales, centros vecinales o parroquiales, tendiendo en todo caso a ir creando redes de confiabilidad entre quienes serán los receptores del mensaje educativo.
2º) La educación informativa estará dirigida en principio a los padres de familia, teniendo en cuenta que, a partir de ellos, se constituye el núcleo central de todo grupo de convivencia humana. Sin embargo, las acciones preventivas no pueden agotarse allí, ya que hoy la socialización del niño empieza a muy temprana edad, a partir de las guarderías infantiles o jardines maternales, donde concurren desde muy pequeños. Una forma posible y específica de prevención primaria sería informando y trabajando en conjunto con las maestras jardineras para que, desde sus juegos didácticos, vayan enseñando a los niños de ambos sexos lo que implican y lo que son las drogas y el alcohol. Los niños, en sus años preescolares, tienen una gran capacidad de establecer memorias modales, de modo que esa enseñanza temprana puede ser de capital importancia para sentar una sólida base, siempre pensando en la prevención.
3º) El programa debe contemplar también la posibilidad de articular acciones con los docentes de las escuelas primarias, ya que de esa manera se establecería la posibilidad de conformar un circuito constante y permanente de formación para los niños, adecuándolo al grado de desarrollo intelectual, paralelo al desenvolvimiento escolar.
4º) El programa deberá tener un lugar físico de asentamiento y reunión de los miembros del equipo interdisciplinario, el cual deberá estar abierto a todo tipo de consultas específicas. Desde allí se deberá privilegiar la distribución de la información actualizada sobre alcoholismo y drogadicción a quienes la soliciten.
Fases operativas
Las fases operativas del programa contemplarán, ante todo, las variables de riesgo psico social, es decir los factores de riesgo, la vulnerabilidad familiar, las características socioeconómicas del medio social donde se actúe, reconociendo que habrá factores locales que serán diferentes en un lugar y en otro. El peso de esas variables de interacción  familiar y social irá marcando diferentes perfiles y tipos de drogadicción o de alcoholismo, o problemas mixtos. Hoy se están observando, en las clases media y alta, casos de intoxicaciones agudas por mezclas de drogas y alcohol, sobre todo drogas farmacológicas sintéticas y alcoholes destilados, a los que generalmente no tienen acceso las clases populares.
Además de los factores de riesgo, habrá que tener en cuenta pautas culturales particulares, sobre todo a la hora de la elección de los mensajes y también habrá que respetar principios religiosos de la comunidad, considerando que en los últimos tiempos la gente se ha ido abriendo mucho hacia formas no ortodoxas de religión.
El o los trabajadores sociales incorporados a este programa serán los encargados de efectuar la detección precoz en terreno, a través de la utilización de todas las herramientas operativas que les permita emplear su profesión. Incluso ellos mismos pueden captar situaciones de riesgo que requieran denuncia o exposición policial o judicial, de ahí la importancia de contar con asesor letrado.
La información tomada en terreno, como así también la que llegue al programa en forma indirecta o espontánea, será analizada en conjunto y discutida por los miembros del equipo interdisciplinario, los que destinarán un día de la semana a tal fin.
La evaluación dinámica de los objetivos deberá ser permanente y, si es posible, graficada para poder saber rápidamente si se están cumpliendo las pautas programáticas y, si no fuera así, identificar precozmente los factores disociativos.
El programa podría extenderse o compartirse con otras comunidades vecinas, las cuales podrían aportar agentes a los que se daría instrucción básica en caso de que lo requirieran o, de no ser así, coordinar las acciones conjuntas para hacerlas extensivas a la zona de influencia, especialmente en el nivel primario de la prevención educativa, o sea guarderías infantiles, escuelas primarias y secundarias.
Como apéndice y para tener en cuenta, el mismo equipo interdisciplinario y con aplicación de idéntica metodología, puede hacer extensivo un programa de este tipo, de prevención primaria del alcoholismo y la drogadicción, hacia otra patología social de más reciente data como es el Sida. En definitiva, lo importante sería poder unificar una propuesta preventiva que tenga su origen real en el seno de las familias, se proyecte hacia lo educativo desde los primeros pasos pre-escolares, se continúe luego en la escolaridad primaria y se termine de desarrollar en la secundaria. En el caso de los niños, la enseñanza preventiva debe ser simple y dirigida, como para ir creando conciencia. En los adolescentes, en especial aquellos que no hayan tenido la oportunidad de recibir algún tipo de instrucción previa y específica, habrá que dar lugar a una enseñanza un poco más deliberativa y participativa.
Un programa de esta naturaleza debiera tender a cambiar lo que se ha venido haciendo en nuestro país en materia de prevención del alcoholismo y la drogadicción, es decir acciones aisladas o particulares, publicidad y campañas que han resultado a todas luces insuficientes y algunas veces equivocadas. Los problemas de salud o de vida que generan el alcohol y las drogas no son de combatir fácilmente, sino todo lo contrario, de ahí que intentemos poner en manos de los interesados al menos estas bases programáticas, desde las que se puede realizar algo con metodología y orden, dándole verdadero sentido a tantas buenas intenciones que a menudo naufragan en el mar de una inadecuada aplicación.

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