martes, 18 de septiembre de 2012

Brian Weiss: De vidas anteriores,presentesy futuras


La hipnosis como medio terapéutico en el ámbito de la psiquiatría tuvo muchas aplicaciones. El neurólogo y psiquiatra Jean Martin Charcot, figura de la ciencia médica mentalista del Siglo XIX, en su cátedra de la Salpetriere, en París, hizo “maravillas” con alienados a los que hipnotizaba y les traía a la mente sus recuerdos de lo que él llamaba “condición segunda” de la conciencia, donde estaba o podía estar el origen verdadero de su alienación.

Sigmund Freud el célebre creador del psicoanálisis llegó a ese método de investigación y tratamiento del inconsciente mental, comenzando a partir del hipnotismo utilizado en sus pacientes afectadas de histeria.
Después de haber hecho escuela en el centro especializado de Bernheim y Liebault, en Francia, al publicar sus primeros “Estudios sobre la Histeria”, en el año 1895, Freud mostró de que manera la histeria podía curarse, cuando a partir de la regresión por medio de la hipnosis se lograba descubrir el trauma psíquico original y luego se producía la catarsis.

Para el notable maestro austriaco, hoy injustamente denostado, la hipnosis permitía a sus pacientes histéricos volver por lo general a imágenes de su infancia, cargadas de afectos traumáticos, los que  recordados y descargados por reacción permitían la desaparición de los síntomas.

Con los pacientes que no podían entrar en estado hipnoide, Freud aplicaba la regresión por medio de la sugestión hipnótica, haciendo relajar al enfermo, cerrar los ojos, colocando su mano sobre la frente y promoviendo la aparición de recuerdos lejanos de carácter traumático.

Más adelante, sus especulaciones intelectuales lo llevaron a alejarse del camino de la hipnosis para introducir el método de la asociación libre en estado de conciencia vigil, originando el psicoanálisis propiamente dicho.

Sin llegar a ser un método hipnótico, en la década de los años ’30, el psicoanalista francés Robert Desoille (que era además ingeniero) creó un interesante método de exploración de lo inconsciente llamado “rève eveillé” o ensueño dirigido, en el cual con el paciente en estado de ensoñación se trabajaban imágenes y símbolos que conducían también a traumas psíquicos originales de la patología mental que se tratara. “El caso María Clotilde” fue la obra que le permitió expresar y mostrar el método.
Pero, quien dio un vuelvo fundamental a la aplicación psicoterapéutica de la hipnosis fue Brian Weiss, un hasta entonces conocido psiquiatra del Hospital Mount Sinai, de Miami, donde había ejercido la mayor parte de su práctica, quien en el año 1988 sacudió al mundo con su libro “Muchas vidas, muchos sabios”, relatando con lujo de detalles y un estilo casi novelesco las regresiones hipnóticas de una paciente que, a diferencia de las de Freud, no solo retornaba a su infancia más temprana sino que, llegaba un momento en el cual se conectaba con vidas anteriores de su alma y con maestros de dimensiones superiores que la guiaban en la evolución de una existencia prácticamente eterna a través de distintas encarnaciones.

Esta enferma tenía en su vida actual y presente síntomas neuróticos severos que no podía relacionar con nada de su pasado y que sin embargo, tenían su raíz psíquica en experiencias traumáticas, pero de otras vidas anteriores de su espíritu ahora encarnado en otro cuerpo. Solamente a través de la regresión hipnótica a sus existencias precedentes pudo la paciente de Weiss superar sus neurosis actuales.

O sea que, el gran cambio que introduce Brian Weiss en el uso de la hipnosis en terapéutica psiquiátrica, a diferencia de Sigmund Freud en sus primeros trabajos, es que Weiss rompió la barrera del tiempo y del espacio. Freud, con su ideología materialista dialéctica a ultranza, jamás hubiera aceptado la idea de la reencarnación como una forma de trabajo intelectual. Hizo con la hipnosis lo máximo que podía hacer y lo mostró muy bien en sus casos de Emily, Lucy, Catalina, Cecilia y Catherine, con regresiones a su infancia más lejana, pero hasta ahí y punto.

Weiss a partir del primer caso que le hizo agotar varias ediciones de su libro, retitulado luego “Muchas vidas, muchos maestros”, siguió trabajando con muchos más casos clínicos de neurosis severas, a los que trató por lo que él mismo empezó a llamar “método de terapia de vidas anteriores” y que lo sintetizó con numerosos ejemplos prácticos en su segundo libro “A través del tiempo”.

Su fama fue creciendo en Estados Unidos y el mundo, sus conferencias llegaron a muchos países de diferentes continentes e incluso, en nuestro país surgió un profesional médico psiquiatra, el Dr. José Luis Cabouli, que también ha creado su método de “terapia de vidas pasadas”, con centro de tratamiento y de enseñanza a profesionales interesados en el tema.

Weiss no se contentó solamente con mostrar la posibilidad de recordar en el sueño hipnótico vidas pasadas y, a partir de ahí, superar traumas psíquicos de la existencia actual o del presente. En su obra “Lazos de amor” muestra que distintas personas han estado relacionadas o vienen relacionadas desde mucho tiempo atrás, en vidas distintas que han compartido en roles de padres, esposos o amantes, dando lugar a vínculos muy particulares que se han ido conservando o manteniendo a través del tiempo.

A esta altura ya de su evolución como profesional en la materia, Weiss se plantea incluso el problema ético de por ejemplo, cuando encuentra dos personas que están o llegan a su tratamiento, cada una por su propio camino y él descubre entre estas personas lazos de amor (o de odio) en el pasado, la forma como llevarlos a ambos a una nueva relación cara a cara y decirles que ellos vienen arrastrando de largo tiempo atrás y quizás de varias vidas precedentes los conflictos que hoy son tema central de sus respectivas actualidades.

Todo lo que Weiss ha aportado desde sus libros y conferencias también podría ser tomado como tema polémico en asuntos tan serios como los religiosos. Sabido es que las enseñanzas budistas u orientales aceptan y predican la reencarnación como algo natural y lógico en la evolución de la vida de las personas, que no se limita a una sola y aislada existencia. En tanto la Religión Católica, que durante mucho tiempo en sus comienzos no fue en contra de la reencarnación, hace ya largos siglos que ha apartado esa posibilidad de sus dogmas.

Otra crítica que se ha hecho a los trabajos y postulados de Brian Weiss proviene de quienes consideran que es posible hacer una regresión hipnótica a vidas anteriores, pero no de la misma persona que se trata en el presente sino de alguno de sus antepasados, registrados en su código genético, por lo que sería factible arrastrar “núcleos psicopatológicos ancestrales”, que se reactivarían en algún momento y por algún estímulo especial, cual una memoria genética siempre lista para entrar en acción. Tal lo que postula por ejemplo la psiquiatra rusa Olga Kharitidi en su libro “El maestro de los sueños lúcidos”, del año 2002.

De una forma u otra, creo que es importante rescatar la figura de Brian Weiss entre los innovadores que han introducido ideas que anteriormente no fueron tenidas en cuenta. Y la hipótesis más reciente de este autor, de su libro “Muchos cuerpos y una sola alma”, es que a través de la hipnosis no solo se puede regresar a vidas anteriores sino que también es factible proyectarse hacia vidas futuras, que permiten a muchas personas verse como habitantes del mundo que vendrá, muy distinto al actual y ya con el resultado de haber superado la era de los cataclismos, las guerras y otras miserias que hoy nos perturban la existencia.

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