Los grupos de Autoayuda
constituyen uno de los máximos objetivos que se inscriben bajo el legado
humanístico de personas que procuran ayudar a otras en la solución de problemas
vitales similares, compartiendo experiencias, formulando objetivos comunes y
estableciendo pautas de acción que no favorezcan a nadie en particular y si a
todos en general. Estos grupos funcionan, o pueden funcionar, en el ámbito de
fundaciones o agrupaciones específicas y están integrados, en la mayoría de los
casos, por pacientes, amigos y familiares de enfermos con distintas patologías,
operando bajo un lema fundamental que hace a estos grupos de personas: "Ayudando
a los demás se ayuda a uno mismo".
Los grupos son
gratuitos y abiertos a todos aquellos interesados en participar, sean enfermos,
familiares o amigos, que puedan ayudar, o dar su punto de apoyo, a tareas
nobles, como mejorar la calidad de vida
de los pacientes, o los individuos afectados de un problema común. Son coordinados
por los propios integrantes de la agrupación, ya sean pacientes o familiares y
cuentan con la supervisión médica de cada especialidad, cuando se trata de
enfermos de algunas patologías específicas. Son prescindentes de religión o
idea política alguna.
No es fundamental ni
estrictamente necesaria la participación de profesionales especializados en
todos los casos de grupos de autoayuda, y< que en general lo que se procura
o se busca es el compartir experiencias y brindar desde esa posición compartida
una opinión o algo que pueda servir de base para la recuperación o mejoría de
los demás integrantes. Los grupos se retroalimentan, la experiencia compartida
ayuda a vencer temores, enseña a que cada uno se conozca y evalúe, promoviendo
el autoestímulo y fortaleciendo la actividad grupal.
En los últimos años
se ha extendido mucho la cantidad de estas agrupaciones como así también las
distintas temáticas que unen a la gente que forma parte de las mismas. Su
funcionamiento puede ser totalmente autónomo o estar integrado a una entidad
base, como ocurre con aquellos grupos que funcionan en dependencias como
centros vecinales, dispensarios de salud, grupos parroquiales o integrantes de
alguna congregación religiosa, sin ser necesariamente vinculantes con la fe que
se profesa en los lugares de prácticas espirituales.
Entre las múltiples
variantes que podemos encontrar de estos grupos, históricamente el más antiguo
y uno de los más prestigiosos y extendidos por el mundo es del movimiento
Alcohólicos Anónimos, que invita a participar y relatar su experiencia a toda
persona que tiene problemas con la ingesta descontrolada de alcohol. Más allá
de los costosos tratamientos clínicos, psiquiátricos y psicológicos de personas
afectadas por el alcoholismo, muchas de las cuales no están en condiciones de
enfrentar los gastos que significan esas líneas terapéuticas, el grupo de
alcohólicos anónimos es un primer paso para reconocer la existencia de ese
problema en la vida y el escuchar y compartir experiencias a veces tiene un
significado que no se logra por otros caminos y la persona enferma se siente
contenida emocionalmente por alguien que la comprende porque seguramente ha
vivido o ha pasado por el mismo calvario existencial.
Las personas que
tienen conductas droga – dependientes también han formado sus agrupaciones de
auto ayuda, aunque la variedad del problema es muy grande, ya que se puede ser
adicto a productos muy diferentes entre si, como la cocaína, por ejemplo, que
lleva a una dependencia altamente destructiva, en tanto hay adictos a ciertos
calmantes de dolores o desinflamantes de las vías respiratorias cuyos efectos
no son tan nocivos ni para el cuerpo ni tampoco para la conducta de la persona.
Pero se comparte el trastorno básico de todas las adicciones, es decir un
comportamiento compulsivo que hace la vida imposible sin utilizar el elemento
del cual se ha creado la dependencia que, al principio es puramente psíquica y
después se hace dependencia física.
Durante mucho tiempo
no fue considerado un problema social ni familiar, pero con el transcurrir de
los años la gordura excesiva se ha ido convirtiendo en algo no solamente nocivo
para la salud sino algo que la gente en general ha rechazado de distintas
maneras. Los grupos de “gordos anónimos” son de más reciente fundación que los
de individuos dependientes del alcohol o las drogas. Por lo general, hay dos
clases de gordos o personas con sobrepeso, aquellos que sufren trastornos
metabólicos y retienen un alto contenido de grasas que se distribuyen por su
cuerpo y los que sin tener alteraciones en los metabolismos orgánicos son lo
que se llama comedores compulsivos, es decir que comen en exceso y no pueden
dejar de hacerlo.
A lo largo del Siglo
XX se desarrollaron e incrementaron considerablemente ciertas enfermedades mentales.
Así como en el Siglo XIX el trastorno psíquico por excelencia fue la Histeria, en los años del
1900 al 2000 y sobre todo luego de las dos Guerras Mundiales y la llamada
“guerra fría”, la Depresión
se instaló en la sociedad como una enfermedad que, en el mundo afectó a
millones de personas, dando origen a distintas terapias psicológicas y a una
industria farmacológica enorme. Sin embargo, más allá de sus terapias y
terapeutas, o médicos prescriptores de antidepresivos, los afectados de
Depresión se han reunido y han formado sus grupos de autoayuda, donde cada uno
expone su caso en reuniones conjuntas y se pueden ver así las numerosas causas
que pueden desencadenar depresión en un ser que hasta entonces llevó una vida
dentro de los parámetros normales.
Es importante
destacar que, los grupos de autoayuda, que nacieron como una actividad
meramente comunitaria y no vinculada necesariamente con instituciones de salud,
con el pasar del tiempo distintas instituciones relacionadas especialmente con
la salud pública han incorporado grupos de auto ayuda, sobre todo en casos de
enfermedades crónicas, tanto físicas como mentales. Es increíble como ha
crecido en los últimos años la cantidad de agrupaciones de personas que
comparten en grupos sus experiencias sobre enfermedades como la Diabetes, las
enfermedades del corazón y el aparato circulatorio, los enfermos de cáncer.
Mientras, por otra parte, las enfermedades mentales más deteriorantes de la
persona también han generado la aparición de grupos de autoayuda, ya sea de
enfermos de Epilepsia, Esquizofrenia, Demencia, Trastornos Bipolares o sea los
que tienen una alteración de tipo maníaco depresivo.
En lo que hace a
patologías mentales, en este primer decenio del Siglo XXI se destaca el avance
estadístico de una patología desconocida durante mucho tiempo en la historia de
la humanidad: los enfermos de pánico. Cada vez es más raro encontrar personas
que no hayan tenido alguna vez o sufrido un ataque de pánico y no deja de ser
una experiencia terriblemente traumática para quien no tiene idea de que se
trata. Si bien aquí también hay toda una industria farmacológica comprometida
con el problema, la terapia grupal de autoayuda es un buen elemento para tomar
conciencia de las raíces psicológicas de la afección y de cómo enfrentarla a
través de una creciente fuerza espiritual.
También a pesar de
que cada vez muere más gente por accidentes y enfermedades cardiovasculares o
tumores, la edad promedio de la población ha ido en creciente aumento. Y con
ello las atrofias cerebrales de la edad senil, digamos en promedio más allá de
los 70 años, son hoy un verdadero problema para miles de familias que tienen
algún anciano afectado de las distintas formas demenciales de la edad avanzada:
Enfermedad de Alzheimer, demencia senil, arteriosclerosis cerebral, Enfermedad
de Pick, etcétera. También aquí los grupos de auto ayuda se hacen sentir sobre
todo en información y consejos de los familiares de las personas que padecen
estas patologías mentales.
En el ámbito de las
relaciones de pareja, durante mucho tiempo se mantuvieron ocultos los dramas
que vivían muchas familias. Hoy, por el contrario hay numerosas agrupaciones
que permiten ayudar y ayudarse a individuos afectados de diferentes patologías
en el ámbito de la vida familiar: castigadores, abusadores, mujeres
codependientes, es decir toda una gama de problemas vinculares que tienen que
ver con la dinámica interna de las relaciones en el seno del hogar. Como puede
apreciarse, en el ámbito de las familias se dan numerosas situaciones que
muchas veces requieren atención especializada, generalmente psiquiátrica o
psicológica, pero el integrarse a un grupo de autoayuda brinda la posibilidad
muy importante de encontrar un ambiente de clara comprensión del problema o
situación patológica que se padece, con una gran contención en el ámbito de lo
emotivo y afectivo.
También han formado
grupos de autoayuda aquellas personas que han tenido la desgracia de perder un
hijo, sea en circunstancias accidentales o enfermedades malignas, o situaciones
extremas de la vida social como pueden ser las muertes por agresión o ingestión
de drogas. En todos los casos, la pérdida de un hijo está considerada como uno
de los principales dramas que se pueden vivir en el seno de una familia. Las
terapias Psicológicas no siempre dan los resultados esperados porque a un padre
que ha perdido un hijo es muy difícil establecerle algún tipo de reeducación
emocional sustitutiva de la vida que se ha ido. La experiencia de estos grupos
es positiva en el sentido de que “juntos somos más” y compartir el mismo dolor
a veces permite juntar fuerzas entre muchos que individualmente resulta poco
menos que imposible.
Ítems de la
Autoayuda (tomados de Renacer Buenos Aires)
1) Dar y recibir, recibir y dar: problema compartido, problema diluido.
No se trata sólo de conseguir ayuda para sí mismo en un momento crítico de la
vida, sino también consiste en prepararse para reintegrar y devolver ese apoyo
a otros. El circuito de la autoayuda se completa cuando el ayudado de hoy se
convierte en el ayudador de mañana.
2) No hay jerarquías: en la autoayuda somos todos partes; el coordinador es un
par que ocupa ese sitio para compartir su experiencia, administrar el uso de la
palabra y velar por los objetivos de Renacer. Ser guiado por alguien que está
mejor demuestra que existe un camino que puede ser enseñado y aprendido. Es un
estímulo poderoso: si alguien pudo, uno también podrá.
3) Las decisiones se toman por consenso: las decisiones se toman
democráticamente ya que en la autoayuda no existe la jerarquía
"arriba-abajo". El grupo no es de nadie y tiene más derechos
adquiridos el que se ha recuperado y se ha involucrado y comprometido con la
tarea grupal, aunque en la práctica no los debe ejercer.
4) Sinceridad: alguien que
se ha recuperado puede ser sólido en sus convicciones y en su testimonio para
transmitir que ha pasado por el mismo dolor y que ha trabajado la
autocompasión, la ira, el resentimiento, las culpas y todos los sentimientos
que hacen aumentar el sufrimiento para poder conectarse con lo mejor de sí
mismo.
5) Vocación de servicio: se expresa con el ofrecerse a ayudar a otro que sufre o
en los servicios que necesite el grupo (hacer el café, sacar fotocopias, llamar
por teléfono, etc.); nadie se siente mal por el tiempo, la paciencia y la
disponibilidad que le aporta al grupo. Antes pidió lo mismo y lo obtuvo sin
retaceos.
6) Crecimiento espiritual: el primer paso para resolver un problema
es encararlo. En el grupo circula una energía diferente y el conectarse desde
lo espiritual es un facilitador que lleva a dejar de confiar en la propia
omnipotencia y a poder pedir y aceptar ayuda. A medida que se va superando el
sufrimiento, uno se siente cada vez más invadido por sensaciones como amor, equilibrio,
dignidad, etc. Es una manera posible de ser y estar en la vida.
7) Vivir un día a la vez: la propuesta es compartir la experiencia
(el pasado), la fortaleza (el presente) y la esperanza (el futuro),
jerarquizando el sólo por hoy, que es todo lo que el ser humano tiene de real.
Se trabaja la dificultad para aceptar la realidad; se aprende que no podemos
mejorar la vida de los demás y, si bien valoramos la necesidad del grupo,
sabemos que cada uno debe hacer su propio camino, tratando de mejorarse a si
mismo.
8) Se evita el diálogo: en el grupo
se aprende a tener un criterio abierto; a escuchar
antes de hablar; a no abrir juicios de valor; a evitar la tendencia propia a
opinar y dar consejos. El no dialogar nos permite reflexionar y escuchar todo
lo que se dice, con menor interferencia de lo que se respondería de estar
permitido el diálogo.
9) No hay compromiso religioso: los grupos de autoayuda están abiertos a
todo el mundo -ateos, agnósticos o de diferentes religiones-. Lo que sí se
promueve es la disponibilidad para una apertura espiritual. Se suele llegar al
grupo con rebeldía y quebrantamiento de la fe; el poder trabajar para un
desarrollo espiritual se convierte en un bálsamo ante tanto dolor. Promueve, al
mismo tiempo, la tolerancia y la comprensión de las diferencias.
10) Son gratuitos: el único dinero que circula son contribuciones voluntarias para
solventar las mínimas necesidades del grupo (fotocopias, café, etc.)
11) Es un proceso lento y tiene altibajos: esto lo enseña la filosofía de la
autoayuda; tomar conciencia de la propia vulnerabilidad es un duro camino
salpicado de logros y obstáculos y lleva al ego a dejar su omnipotencia para
lograr la aceptación de la realidad; a aceptar recibir ayuda y, además, poder
cooperar, ser solidario y compasivo con los demás. Requiere tiempo y energía
para apr
opiarse de los aprendizajes a realizar.
12) Se promueve
la comunicación telefónica: como una herramienta más
que funciona en dos direcciones, quien recibe la llamada vive
satisfactoriamente que se confíe en él y quien la hace percibe que es
comprendido y que hay una sincera voluntad de ayudarlo.
13) Se promueven valores: esto hace que el trabajo grupal sea
exitoso porque disuelve el terco egoísmo individualista y promueve sentimientos
y valores perdurables como sinceridad, respeto, amistad, compasión, tolerancia,
amor, cooperación, comprensión, etc. La sensación es que solos es muy difícil,
pero junto al grupo podemos encontrar el camino y guiarnos mutuamente.
14) Los grupos de autoayuda son verdaderas escuelas de vida: aprendemos que es posible
ser honestos con uno mismo y con los demás. Esto da un sentido del compromiso y
la responsabilidad con el crecimiento personal que se transforma en un poderoso
motivo para transitar este camino tan doloroso.
Fuente: Renacer Buenos Aires
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